La reflexión de Fiona me ha impactado bastante. A veces, el verdadero dolor solo lo conoce uno mismo, ni siquiera el esposo o la madre pueden empatizar. En los primeros tres meses de embarazo, tuve un fuerte malestar, y en varias ocasiones vomité hasta que solo me quedaba ácido. Durante los meses intermedios, después de caminar menos de diez minutos, mis manos se adormecían y mis piernas se hinchaban. En los últimos dos o tres meses, mi cuerpo se sentía como si estuviera desarticulado, con dolor en la cintura y la espalda. Durante los dos días de parto, las contracciones me hicieron experimentar lo que es querer morir; realmente entendí en un instante por qué algunas mujeres embarazadas piensan en saltar por la ventana. Después de que me dilataron diez centímetros, mi esposo estuvo a mi lado durante el parto. Al final, estaba tan cansada que cinco médicos, junto con él, tuvieron que ayudarme; tardamos casi dos horas en que el bebé saliera, y mi abdomen se volvió morado por la presión de los médicos. Después de dar a luz, tampoco fue fácil. El primer día no pude ponerme de pie en absoluto; tal vez por la anestesia, no pude orinar durante varias horas y necesitaba que dos personas me ayudaran a soportar el dolor para sentarme en el inodoro, esperando casi una hora. Tenía que alimentar al bebé ocho veces al día, y cuando mi esposo no estaba, tenía que conducir yo misma con la niñera al hospital durante el mes de cuarentena. Hay tanto sufrimiento que no sé cómo expresarlo. Durante este tiempo, también tenía que operar criptomonedas, lo que es aún más difícil de explicar. Cada vez que hablaba de proyectos, alguien decía que debía descansar más porque estaba embarazada, pero las mujeres, al igual que los hombres, no quieren perderse las oportunidades cuando el mercado se mueve. En los días previos al parto, la primera noche que salió STBL, estaba recibiendo la inducción, y la enfermera me dijo que debía dormir temprano; el miedo al parto, mezclado con el FOMO de STBL, me mareaba. La noche siguiente, después de dar a luz, la anestesia no había pasado y había un lanzamiento de Aster y una reunión de tasas de interés; quería operar perfectamente, pero mi cuerpo no lo permitía. Hay muchos otros ejemplos; el sueño interrumpido por alimentar al bebé me dificultaba reflexionar y repasar. Después de quedar embarazada, tuve algunas cosas afortunadas, como Trump y WLFI, pero también hubo más frustraciones y confusiones. A menudo me encontraba secándome las lágrimas en silencio, y los cambios hormonales del embarazo me hicieron perder la cabeza en ocasiones. Mi familia y la niñera no recomendaban tener un perro en casa justo después de dar a luz; yo tampoco había visto a mi perro, que he tenido durante más de cinco años, en casi un mes. En realidad, siento que mi amor por los niños y las mascotas es el mismo; es difícil decir que debo renunciar a esta parte por alguien. Así que no estar preparada es razonable, no necesariamente tiene que serlo. Las mujeres realmente a menudo reprimen sus necesidades por la familia y la pareja. Tengo muchas amigas que se obligan a olvidar su dolor por amor; no sé por qué es así. El dolor es dolor, lo difícil es difícil; no digas que está bien. Tener a este niño me parece genial, pero el dolor también es real. Ser fuerte es nuestra elección, no una obligación.